Tokio enero 9 de 1968
La nota estaba al lado de su cuerpo, se había cerceando la carótida con una navaja de afeitar. Lo habían extrañado en el desayuno, no era común en él llegar tarde o ausentarse, así que decidieron buscarlo en su habitación, al abrir la puerta vieron su cadáver en el suelo. Una de sus manos sostenía la medalla de bronce que había ganado tres años y medio atrás, cuando se había convertido en un héroe para su país. A los 27 años había tomado la decisión de acabar con su vida.
Tokio 1964
Unas relucientes zapatillas blancas marcaban el paso en el maratón, Abebe Bikila (7 de agosto de 1932 Jato, Etiopía - 25 de octubre de 1973, Adís Abeba, Etiopía) de repetía el título olímpico conseguido cuatro años antes, esta vez ante la mirada expectante de 75 mil espectadores testigos de un acontecimiento histórico, un hombre lograba repetir el título en olimpiadas consecutivas.
Cuatro años antes en Roma, el etíope había sorprendido al mundo recorriendo descalzo las calles de la ciudad eterna, 42 kilómetros y 195 metros después se alzaba con la medalla de oro. “Quería que el mundo supiera que mi país, Etiopía, ha ganado siempre con determinación y heroísmo"[1]. Bikila se había probado varios pares de zapatillas del patrocinador oficial, pero ninguno le calzo a su gusto, por lo que decidió correr descalzo, de la misma manera en la que entrenaba en su pueblo natal Jato.
El Estadio Olímpico de Tokio rugió en el momento en que Kokichi Tsuburaya (13 de mayo de 1940, Sukagawa, Prefectura de Fukushima, Japón - 9 de enero de 1968, Nerima, Tokio, Japón) cruzó el túnel, el oficial de las fuerzas terrestres de autodefensa japonesas ingresaba al escenario cuatro minutos después de Bikila, seguido muy de cerca por el británico Basil Heatley.
Faltando 100 metros para cruzar la línea de meta Tsuburaya, al límite de sus fuerzas, es rebasado por Heatley, perdiendo así la medalla de plata. El bronce fue la primera presea obtenido por un japonés en atletismo después de 28 años, los fanáticos eufóricos gritaban “Japón, Japón, Japón”, habían encontrado a su héroe nacional.
El rostro de Kokichi no sólo reflejaba el gran esfuerzo que había realizado durante la competencia, también se podía leer en su fatigado semblante la gran decepción que suponía el resultado obtenido. Esa expresión no desapareció ni siquiera al subir al podio en medio de la felicidad de sus compatriotas.
”He cometido un error imperdonable ante todo el país, me he confiado demasiado, y sólo obtendré el perdón si gano el oro en México´68“, comentó esa misma noche a su compañero de habitación, el atleta Kenji Kimihara[2].
Tokio 1967
Después del resultado obtenido en el maratón olímpico se diseñó un plan intensivo de entrenamiento para Tsuburaya con el fin de obtener el oro en México 1968. Dicho plan llevó al límite la resistencia de su cuerpo. Las dolencias y los contratiempos no se hicieron esperar.
Varias lesiones, incluida una lumbalgia, lo enviaron al hospital cerca de tres meses. Faltaba menos de un año para la cita olímpica. Al volver a su rutina Kokichi siguió teniendo problemas, su cuerpo ya no respondía de la manera que él deseaba, había perdido la forma física y así era imposible ganar la carrera. Nuevamente su sueño, el de sus entrenadores y el de la nación entera, no se harían realidad.
Tokio enero 9 de 1968
La nota de suicidio contenía mensajes para su familia, sus entrenadores y sus compañeros. ”Siento mucho darles tantas molestias. Me gustaría haber vivido con ustedes”. “Siento mucho crear problemas a mis instructores. Les deseo éxitos en México”[3]. De igual forma realizó una declaración final, que describía exactamente su situación. “No puedo correr más. Estoy demasiado cansado para correr más”[4]. Honrando la tradición de sus antepasados, aquellos guerreros samurái que no toleraban la deshonra de la derrota, Kokichi Tsuburaya pago con su sangre “el precio de la suya”, "Tennô Heika Banzai" (天皇陛下万歳): Larga vida a su Alteza Imperial.
PD: Durante el maratón de los Juegos Olímpicos de México 1968, Abebe Bikila se retiró cuando marchaba primero después de recorridos 17 kilómetros. Posteriormente se supo que días antes de la carrera, el etíope había sufrido una fractura de un hueso del pie, aún con esta lesión decidió competir por su país. Su compatriota Mamo Wolde se llevó el oro, después de su victoria señalo: “Hoy he ganado aquí porque Abebe no estaba bien”.
Bikila sufrió un accidente automovilístico en 1969 cerca de Adís Abeba, Etiopía. Como resultado del percance sufrió paraplejia de la que nuca pudo recuperarse y después de cuatro años de padecimiento falleció. Tenía 41 años.
*Este texto fue publicado originalmente en la edición número 14 de la revista El Rollo, agosto 2013, cuyo tema central era el suicidio.
[1] http://espndeportes.espn.go.com/news/story?id=1553791&s=oli&type=story [2] http://es.paperblog.com/honor-maraton-y-muerte-673244/ [3] http://librodenotas.com/elultimopartidodegeorgebest/21596/kokichi-tsuburaya-el-atleta-que-se-canso-de-correr [4] http://www.soymaratonista.com/17696/el-maraton-juegos-olimpicos-de-tokio-1964-tragico-final
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